Abortos recurrentes ¿mala suerte o alerta de un problema?

Fuente: Revista Cosas
Por Marina Bravo Pastrano

Descartada la infertilidad o la incapacidad de concebir y al confirmar el embarazo, pocas semanas duran las ilusiones de maternidad. Largos periodos de espera se convierten en escenas, en blanco y negro, entre la felicidad por alcanzar los positivos y la tristeza por las repetidas pérdidas

Cuando hablamos de aborto recurrente, dos pérdidas antes de cumplirse el primer trimestre de gestación pueden ser suficientes para hablar de aborto recurrente y suele ocurrir en 15 % de las mujeres embarazadas y el 1 % para casos de 3 o más abortos. Por eso, a partir de ese número es cuando se recomienda iniciar la evaluación, aunque puede variar dependiendo del médico tratante. Sus causas pueden ser tantas como mujeres en esta situación.

Sin embargo, dos grandes aspectos se pueden diferenciar en este sentido. Las causas físicas, relacionadas con patologías o condiciones particulares de la madre durante la gestación y las emocionales relacionadas con elevado estrés, ansiedad e incluso con el historial familiar y personal de ella.

Cada vez está más clara la conexión mente-cuerpo. Las situaciones externas o no físicas repercuten en el cuerpo como asegura la Dra. Ana Llorentes, psicoterapeuta especialista en el área de salud reproductiva. “La reproducción comienza en el cerebro, en el hipotálamo, la información pasa por la hipófisis y se producen las hormonas necesarias para que se concrete y desarrolle, o no, el embarazo”. Por tanto, el cuidado y la alineación de ambos aspectos son fundamentales, no sólo para lograr el embarazo sino para que éste continúe.

Las causas físicas
Los factores que suelen chequearse, en primera instancia, luego de al menos dos abortos espontáneos son:
  • Los anatómicos: relacionados con malformaciones uterinas, presencia de miomas y pólipos o adherencias.
  • Los inmunológicos: en una muestra en sangre se descarta la presencia de anticuerpos que produzcan el rechazo del embrión de su mismo cuerpo, como los antifosfolípidos, toxoplasmosis, mononucleosis, lupus eritematoso sistémico.
  • Los endocrinos: cuando la madre sufre de trastornos tiroideos, diabetes, defectos luteínicos (baja presencia de progesterona en sangre).
  • Los infecciosos: la presencia de mycoplasmas, clamidia o listeria. 
  • Las trombofilias: problemas de coagulación en la sangre de la madre.
Para estas causas existen análisis, casi todos en sangre que  permitirán un diagnóstico para su posterior tratamiento.

El mito del “quédate tranquila”
Sólo quienes han vivido una pérdida como la del aborto pueden dar fe del estrés y sentimientos de frustración y culpa que pueden aparecer. Para los terapeutas deben ser trabajados como lo que son: pérdidas. Asumir el proceso de luto y llegar al momento de superación, aferrados a la idea de una nueva búsqueda puede ser el mecanismo para salir adelante. Es un proceso de ambos, no sólo de la madre.

La doctora Llorentes insiste en la revisión psicoemocional de la pareja. “Se recomienda revisar la concepción, nacimiento y crianza de ambos, la sexualidad, la calidad de vida, los grados de conciencia que tienen sobre la posibilidad de ser padres. Es frecuente que sin saber enviemos a nuestro cerebro mensajes que van más allá del miedo normal que puede tener cualquier madre y que pueden llegar a rechazar un embarazo”.

En medio de la emergencia
Cerca del 25 % de las embarazadas presentan algún sangrado durante su gestación, sobre todo los primeros meses. Si ese sangrado llega a ser profuso y rojo intenso, acompañado de cólicos y dolor de vientre permanente, estamos en emergencia. Si no es posible detener el sangrado es probable que ya el aborto esté en avance.

El eco abdominal confirma la situación, además del tratamiento que se recomendará para proteger el útero de la madre. El aborto espontáneo es eso, un proceso natural y el médico debe ser un compañero que responda las preguntas y mejore el dolor físico que pueda sentir una mujer.

En ocasiones ella puede sentir una especie de microparto pues el dolor que siente son contracciones del útero, eliminando de sí los restos de tejido. Como ayuda se recetan analgésicos y otros medicamentos que propician las contracciones uterinas. Antes de las 10 semanas de gestación probablemente no sea necesario un legrado o curetaje, mas, es importante realizar ecos abdominales o vaginales para confirmar que no exista ningún residuo que se pueda adherir y convertirse en obstáculos para futuras concepciones.

Con más de 10 semanas de embarazo se recomienda la intervención quirúrgica, a través de una legra que se inserta en la cérvix, hasta llegar a la cavidad uterina para extraer el tejido que pudo quedar tras el aborto espontáneo. Se utiliza anestesia local en la mayoría de los casos y suele ser ambulatorio.

Entre la frustración y la esperanza
Una vez hechas todas las pruebas, con resultados que lleven a un diagnóstico o no, “es importante saber cuáles cosas dependen de la mujer que aspira a ser madre, cuáles se pueden controlar y tomar acciones; por ejemplo, mejorar la alimentación, caminar todos los días, ejercitar lo necesario para fortalecer el cuerpo, propiciar espacios de disfrute y comunicación con la pareja; los médicos harán lo que les corresponde”, afirma la Dra. Llorentes como uno de los mejores consejos que puede ofrecer.

La relajación y la visualización positiva pueden hacer milagros en nuestro cuerpo y mejor aún en nuestra mente. Un sencillo mecanismo de conciencia, asumir y actuar puede hacer la diferencia. “Atentos a la antisocialización y los estados depresivos, debemos evitar que la negación de una frustración aleje a la mujer del objetivo”, explica, pues las parejas en este tipo de crisis suelen irse apartando para evitar compartir actividades como: cumpleaños, baby showers que les recuerden sus pérdidas, mas enfrentarlas y asumirlas, pueden ser el mejor camino para superarlas.

Hoy son numerosos y muy específicos los análisis que se pueden hacer para detectar problemas de infertilidad o abortos recurrentes, así como incontables tratamientos que resuelven esos problemas, ya incluso de tipo genético. Derrumbando las cruces del “quédate tranquila” o “eso es más común de lo que tú crees”, lo esencial es hacer lo que está a nuestro alcance para lograr el objetivo. Finalmente, entre tanta información y tratamientos, en la medida que la pareja se fortalezca, el crecimiento habrá sido la mejor razón para haber pasado por todo esto.

Artículo publicado
Revista Cosas de Unicasa
Edición N° 86
Año 2013

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